Cierre

No me dejaste ni explicarme. Dije apenas tres palabras y echaste el cierre a nuestra conversación. Y ahí me quede, sola con mi abrigo de preguntas y mis botas de esperanza. Hasta hoy . Ni un correo, ni una llamada ni un sms. Nada.
Me pregunto cuantas veces ensayaste el guión para que te saliera así de seguido, tan seguro, tan frió. De nada importo las cenas bajo la luz de la luna, los bailes descalzos en la playa, los paseos bajo la lluvia con nuestro gorro de lana, las llamadas susurrando a media noche, las picnic en los días de trabajo, las gominolas del desayuno. De nada.
Volveré después de vacaciones a ver si subiste el cierre. Mientras seguiré andando por las calles de Madrid, refugiandome de la nieve con mi abrigo de preguntas y mis botas de esperanza.